Resulta emocionante cuando empiezas ver que la labor toma forma, cuando puedes hacer una pasada tras otra sin ni siquiera mirarte las manos, cuando pasas del derecho y del revés a las trenzas, al punto cadeneta y a la labor de incrustación (¡no hay nada como tu primer suéter con diseño de rombos!). Es la recompensa a la perseverancia. No dejes que se te suba a la cabeza ni te estanques en los mismos movimientos; aprende nuevos puntos y comprueba hasta dónde puedes llegar.
Kate Jacobs 2007. El club de los viernes. Editorial Océano de México